¿Es posible vivir sin nucleares? Alemania ha parado siete de sus centrales, las más antiguas, y la vida continúa. China también acaba de suspender temporalmente sus planes de construcción de nucleares y en su caso nadie podrá decir, como con Angela Merkel, que es una decisión “electoralista”. Sin embargo, los defensores de la energía nuclear tienen razón en una cosa: a corto plazo, Occidente no puede renunciar al átomo sin asumir el coste de una electricidad más cara y un menor consumo energético. Habrá que buscar alternativas y es un debate más amplio del que cabe en esta columna. Pero con Fukushima se extingue para siempre esa ilusión creada por la propaganda atómica: la de una energía infinita, segura y barata. TAMPOCO EXISTEN LOS UNICORNIOS.
Ignacio Escolar 17/03/2011
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